El presidente Donald Trump anunció este lunes una medida extraordinaria para combatir la inseguridad en la capital estadounidense: el despliegue de hasta 1,000 efectivos de la Guardia Nacional y la federalización de la policía local de Washington D.C.
Según explicó Trump, esta acción responde a una “crisis de criminalidad” que, en su opinión, ha convertido a la ciudad en un espacio dominado por pandillas violentas. El mandatario comparó la situación en Washington con la de otras ciudades complejas como Bagdad, Ciudad de México y Bogotá, argumentando que la seguridad en la capital estadounidense está en niveles preocupantes.
La orden presidencial se basa en la Sección 740 de la Ley de Autonomía del Distrito de Columbia, que otorga al presidente la facultad de asumir el control de la policía local en circunstancias excepcionales. Esta medida incluye no solo la movilización de la Guardia Nacional, sino también la supervisión directa de las fuerzas de seguridad locales bajo mando federal.
Sin embargo, autoridades locales y líderes demócratas han rechazado la decisión. La alcaldesa Muriel Bowser calificó la intervención como “innecesaria y políticamente motivada” y señaló que, de acuerdo con las estadísticas oficiales, los delitos violentos han experimentado una notable disminución en los últimos años. Bowser hizo un llamado a destinar recursos a fortalecer el sistema judicial y social, en lugar de aumentar la militarización de la ciudad.
Este despliegue representa una escalada en la estrategia del expresidente Trump para abordar temas de seguridad urbana, similar a acciones tomadas previamente en otras ciudades bajo su mandato. La medida ha generado un intenso debate en torno a su constitucionalidad, efectividad y el impacto que podría tener sobre las libertades civiles y la gobernabilidad local.
Desde Miami, donde la seguridad y el orden público también son temas recurrentes, la decisión en Washington D.C. será observada de cerca por su posible influencia en políticas similares a nivel nacional.